mayo 15, 2010

En el Día del Maestr@...



A tod@s aquell@s alumn@s, exalumn@s, amig@s y colegas que me han manifestado sus muestras de júbilo y afecto con motivo del “Día del Maestr@”, quiero agradecerles su gran detalle y al mismo tiempo, decirles que para quienes hemos elegido esta loable profesión docente, ustedes -l@s alumn@s- son la base fundamental para seguir adelante y nuestra razón para seguir preparándonos y dar lo mejor de uno mismo.

Por mi parte, seguiré en el eterno desiderátum de la docencia: contribuir a que cada uno de quienes he tenido el honor de ser su profesor, tengan un auténtico aprendizaje significativo en esta gratificante carrera inmersa en este mundo ubicado entre lo onírico y lo jurídico.

Un abrazo!!!


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2 comentarios:

verovero dijo...

Brindo por todos aquellos Maestros de altas aspiraciones, en búsqueda -bienaventurada- constante, insaciable, contagiosa, inolvidable...por las grandes trayectorias y por los nuevos que llegan a tomar la estafeta. Por ti Francisco que nos llenas de inquietudes y afán de salir de la ignorancia...gracias!!!!!!!!!

Gabriela Guerrero Fortiz dijo...

Cualquiera que sea la profesión a la que el ser humano se dedique, se requiere de la ayuda, de un “Moldeador de mentes”; de ese ser que forjará al médico, al ingeniero, al músico, al abogado, ese ser que sabe y que conoce mucho, que transporta cultura universal y pone todo su empeño, su dedicación, su vocación en el trabajo y lo realiza con amor, con pasión! en el campo de acción.

Es quien incuba de alguna manera en los corazones y en la mente de los alumnos, los sentimientos de amor por la profesión, respeto hacia la capacidad e incapacidad de los demás, bondad y generosidad, ilusión para sacar coraje y realizar los sueños, tolerancia, libertad, fraternidad.

Los alumnos son seguidores, son discípulos ante los cuales el maestro se presenta como figura fiel y trasciende a través de ellos con cada palabra, con cada enseñanza, con el tiempo el maestro ve su reflejo en cada una de las figuras que moldeó, que formó, esa es la mayor satisfacción de tan fascinante y noble profesión, el maestro entonces con la frente en alto, contempla su obra, sintiendo en ese justo instante que ha cumplido con su misión, que sus palabras, sus actos han fertilizado las semillas que sembró en tierra fértil y que se han convertido en grandes y frondosos árboles con tronco y raíces firmes y fuertes.

En ese momento, el maestro sabe que su paso por la vida no ha sido en vano…

Te envío un abrazo Master y mi mayor reconocimiento a ti y a todos esos Moldeadores de mentes.

Que el Gran Master los bendiga siempre...

Gaby Guerrero