febrero 18, 2010

Educación Laica

“El pueblo que no conoce su historia, está condenado irremediablemente a repetirla”


Previo al (nuevo) debate que poco a poco empieza a ser más notorio entre la población, derivado de la aprobación la semana pasada por parte de la Cámara de Diputados de la –posible- reforma constitucional para incorporar en el artículo 40 que “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal…”, consideramos justo recordar los antecedentes inmediatos de este principio en nuestro texto constitucional y que fue incorporado en la Educación oficial en nuestro país.

Este principio lo vamos a encontrar en los primeros debates que se llevaron a cabo en el Congreso Constituyente de Querétaro (1916-1917) y que fueron los relativos a la educación. Precisamente, el artículo 3º. de la Constitución de 1857 establecía que la enseñanza sería libre y tomando ésta parte como base, en su exposición de motivos y su respectivo proyecto de reformas, don Venustiano Carranza proponía una libertad de enseñanza, sin taxativa, pero estableciendo el principio de laicidad cuando se tratara de aquella que impartiera el Estado, es decir, sin que lo religioso forme parte de los contenidos de la enseñanza oficial.

De hecho parte del dictamen leído en la 8ª. sesión ordinaria, celebrada la mañana del lunes 11 de diciembre de 1916, establecía:
“…Excusado es insistir, después de lo expuesto, en que la enseñanza en las escuelas oficiales debe ser laica. Dando a este vocablo la significación de neutral, se ha entendido que el laicismo cierra los labios del maestro ante todo error revisto de alguna apariencia religiosa. La comisión entiende por enseñanza laica la enseñanza ajena a toda creencia religiosa, la enseñanza transmite la verdad y desengaña del error inspirándose en un criterio rigurosamente científico; no encuentra la comisión otro vocablo que exprese su idea más que el de laico, y de éste, se ha servido, haciendo constar que no es su propósito darle la acepción de neutral indicada al principio…”

También se dio lectura al voto particular del C. Luis G. Monzón y que, después de sus consideraciones, en su parte medular pedía que se hiciera
“…la modificación de que la palabra laica, en todas las veces que se presente, se substituya por el vocablo racional.”

En la 12ª. sesión ordinaria, celebrada la mañana del miércoles 13 de diciembre de 1916, el C. José Natividad Macías al hacer uso de la tribuna dijo: “En Veracruz, comiendo un día en la mesa del primer jefe, contaba yo esta historia: que la generalidad de los constitucionalistas que andan combatiendo con las armas en la mano, que quisiera comerse vivos a todos los frailes, la mayor parte de ellos son católicos, y un general que estaba en presencia nuestra me dijo; “tiene usted razón, aquí están mis escapularios y mi santo Cristo”. (Apuntaríamos que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y es que quienes estamos a favor de la laicidad no quiere decir que estamos en contra de la religión, simplemente delimitar en forma perfecta la “competencia” que tiene lo secular de lo religioso).

En la 13ª. sesión ordinaria, celebrada la mañana del jueves 14 de diciembre de 1916, el C. Román Rosas y Reyes dijo:
“Permitidme que deje impreso este dilema en vuestra conciencia, como lo está en la mía:

¡Oscuridad o gloria!
¡Fuerza y poderío o abyección!
¡Ignorancia y servilismo para las razas futuras!
¡Independencia o yugo moral!”

El C. José María Truchuelo fue más severo en sus palabras durante la 15ª. sesión ordinaria, celebrada la tarde del sábado 16 de diciembre de 1916, cuando manifestó: “No debemos olvidar cuán es lo funesto de la obra del clero cuando ha tenido de dominio, cuando no se ha contenido su despotismo en nombre de los principios liberales y de humanidad.

No quiero hacer historia, sino citar unos cuantos casos. Recordad desde el año de 990, la matanza de los judíos; recordad todas
las cruzadas, principalmente la cuarta, en que perecieron degollados ancianos, mujeres y niños; recordad las matanzas de albigenses, a los templarios quemados vivos; la guerra de los husitas; a Torquemada devorando a España con sus autos de fe; recordad que Velázquez, en Cuba, autorizó una persecución de indios por bandas enormes de frailes; recordad, señores, que la Inquisición fue establecida en México, y recordad que en 1562, se decía que en menos de medio siglo los frailes y los conquistadores habían aniquilado a más de doce millones de indios; recordad todas las sangrientas campañas originadas por el fanatismo; al duque de Alba, con su consejo de sangre; recordad la noche de San Bartolomé; París, León, Burgos, Tolosa; recordad que la Inquisición debilitó a España por el sinnúmero de víctimas causadas; recordad a Felipe II y el exterminio de 80 mil familias moriscas; recordad la famosa guerra de 30 años; recordad las persecuciones de los jesuitas, quienes, en una de sus actuaciones, hicieron perecer al infortunado Ripall entre los cánticos bárbaros de los frailes y las aclamaciones feroces del pueblo.

Señores, no necesitamos entrar en muchos detalles, porque está en la conciencia de todo el mundo y esta asamblea está perfectamente convencida de que siempre el clero ha tenido el dominio absoluto de las conciencias y el libertinaje para dirigir la instrucción y para hacer todo lo que le ha parecido, su acción no ha sido sino la más desenfrenada y despótica.

Señores, tal parece que no hemos tenido en debida cuenta el concepto de la libertad, enfrente de todas esas enseñanzas que nos proporciona la historia, en medio de todos esos grandes peligros que amenazan la destrucción de la humanidad y del pensamiento; sí, señores, del pensamiento, porque el clero siempre se ha opuesto a los empujes más vigorosos de la humanidad
; recordad, si no a, Galileo, que por haber dicho una verdad científica, que el Sol no giraba alrededor de la Tierra, sino viceversa, fue condenado a las más grandes humillaciones, precisamente porque en la Biblia, que se decía escrita por Dios, se asentaba que Josué había detenido el curso del Sol; recordad las infames persecuciones y terribles tormentos de Campanella por haber sostenido la verdad de que el número de los mundos es infinito; en consecuencia, señores, hemos visto que el clero siempre ha contenido el avance del pensamiento y, por consiguiente, ha obrado de una manera funesta, cegando toda fuente de libertad. --(((¡¡¡ups!!!)))-- Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, fue preciso concebir el precepto amplio de la libertad, y voy a demostrarlo para justificar que el artículo 3º. es la más bella manifestación del pensamiento libre y que, lejos de traernos un conflicto, es la prueba más hermosa de que la revolución constitucionalista está identificada con los ideales del progreso…”.

Estimad@s cibernautas, l@s exhorto a que lean íntegramente el Diario de los Debates del Congreso Constituyente de Querétaro, en el caso que nos ocupa, específicamente lo relativo al artículo 3º. constitucional y ustedes puedan tener el panorama completo de todas las ideas que se esgrimieron al momento de construir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos del 5 de febrero de 1917.

Cabe apuntar que este artículo 3º. constitucional fue aprobado por 99 votos a favor y 58 en contra!!! (léase la resistencia –hace 94 años- de los grupos ortodoxos y/o conservadores para aprobar la inclusión del principio de laicidad en la enseñanza que imparta el Estado).

Tomando en cuenta lo anterior, en la siguiente entrada abordaremos lo relativo al Estado Laico y las implicaciones que esta teniendo esta posible –y deseable- incorporación en nuestro texto fundamental... y por supuesto, porque consideramos que es necesaria su inclusión.

Salu2 y no olvides postear y expresar tu opinión!!!